(Antes de que nos cobren por respirar)
No todo lo que brilla es engagement.
Desde que las marcas descubrieron que un buen “ey, vean esto” en Instagram puede mover más producto que un espectacular en Reforma, los influencers pasaron de ser “ese primo que sube TikToks” a convertirse en mini-celebridades con tarifas que harían llorar a cualquier financiero. Y ojo: el influencer marketing sí funciona. Bien hecho, puede mover audiencias, posicionar marcas y generar ventas reales.

El problema es cuando se vuelve ilógico: cuando las tarifas se inflan sin relación con los resultados, cuando se paga más por el nombre que por el impacto. Influencers: más conocidos que muchos “famosos”… pero ¿vale lo que cobran?
Hoy hay perfiles digitales que tienen más visibilidad e influencia que muchas celebridades de televisión. Y sí: eso tiene un valor. Pero lo que se paga en una campaña de influencer marketing no es por ser “famoso”, se paga por el impacto que ese perfil puede generar desde sus redes sociales. Una cosa es pagar por usar su imagen (en una campaña comercial, un espectacular o un empaque), y otra muy distinta es pagarles por subir contenido en sus plataformas. Ahí lo que vale no es el ego ni la pose: lo que vale es el resultado. Si vas a cobrar miles de pesos por un Reel, más te vale que ese Reel haga algo más que sumar likes bonitos.
El problema es que muchos creadores aún no lo ven así. Hay quienes, con 30 mil seguidores y 12 comentarios por post (todos de su tía y sus amigos del gym), te mandan una cotización como si fueran la nueva imagen global de Dior. ¿Y lo peor? Que hay marcas que lo pagan. Y ahí es donde se empieza a descomponer todo. Cuando se paga sin KPIs, sin lógica, sin evaluar retorno… se normaliza cobrar por existir, no por convertir. Y eso termina afectando a todos, incluso a los perfiles que sí entregan resultados. “Yo subo el contenido cuando me nazca, ¿va?” Otro clásico: el mindset de “si me contratas, te adaptas a mí”. Influencers que entregan contenido un mes tarde, cambian el guion sin avisar o suben algo random que nada tiene que ver con la campaña… pero se ofenden si les pides ajustes. ¿Te imaginas eso en otro trabajo? “Hola, sí, ya sé que era para el lunes, pero lo entrego el viernes… del mes que entra. Igual sí me pagas completo, ¿no?”. No, gracias.
Esto es una “colaboración”, no una obra de caridad. La marca pone el dinero, los objetivos y la línea editorial. El influencer pone su talento, su comunidad y su estilo. Ambos deben ceder un poquito. Esto no es Tinder, es influencer marketing.
¿Entonces qué sí debería pasar?
- 1. Menos drama, más estructura. Fechas claras, entregas claras, feedback sin lágrimas. Se llama trabajo profesional.
- 2. Libertad creativa… con límites. No te están contratando para ser actor de método. Si la campaña es sobre ahorro, no salgas hablando de horóscopos.
- 3. Presupuestos con lógica. Está perfecto cobrar bien por tu trabajo, pero asegúrate de que el valor esté respaldado por lo que entregas. Si conviertes, vas a facturar. Si no… reconsidera tus tarifas.
- 4. Un poquito de humildad de ambos lados. La marca no lo sabe todo. El influencer tampoco. Pero si se escuchan, pueden construir cosas que sí funcionan.
La verdad incómoda
Esto no va de cancelar influencers ni de culpar marcas. Va de dejar de malacostumbrar. De entender que el influencer marketing tiene un poder enorme, pero que para que sea sostenible, tiene que tener lógica: lógica de precio, lógica de impacto, lógica de colaboración. Si seguimos pagando por apariencias, nos llenamos de campañas sin resultados, de perfiles sobrevalorados y de marcas que juran que “esto del influencer marketing no sirve”… cuando lo que no sirve es hacerlo sin estrategia. Así que sí: dejemos de malacostumbrar a los influencers. Y construyamos un modelo donde todos ganen: la marca, el creador y la audiencia.
En Pel Influencer Thinkers trabajamos todos los días para que esa relación entre marcas e influencers no sea un tira y afloja, sino una colaboración real, estructurada y con impacto. Si tú también crees que el influencer marketing puede hacerse con lógica, estrategia y resultados, estamos en la misma sintonía.